lunes, 26 de diciembre de 2011

NAVIDAD, ATÍPICA NAVIDAD

Desde la ventana de la décima planta, el horizonte de la ciudad encendida por la noche, parece un incandescente brasero, donde las luces son como tizones que titilan y arden en la oscuridad.
Justo por debajo, en el espacio inmediato, las luces de ventanas, terrazas, balcones, distraen la mirada siempre curiosa por reconocer en otros la propia rutina.
Por detrás de mi el pasillo es un vaivén de idas y venidas, y en ocasiones una llaga abierta en plena queja.
De pronto, por un momento esta previsible situación se rompe, voces desconocidas, solidarias, compasivas, amigas, entonan una canción, un villancico.
¡Ah...!, ¡que es Navidad...!.
¡Que pena que el dolor nunca haga fiesta!

Madrid - Hospital de la Princesa 24 de diciembre de 2011


miércoles, 21 de diciembre de 2011

AL SOL DEL INVIERNO

Hoy comienza el invierno, sin embargo la tarde es suave en Madrid, al coger el autobús vi a un chico sentado en una terraza de bar, con la cabeza hacia arriba y los ojos cerrados, en ademán de placer y gusto, y pensé: “Nada resulta más cálido que unos rayos de sol en la palidez del invierno...”


Imagen sacada de la red
¿Quien besa a quien?

lunes, 19 de diciembre de 2011

EL CANDIL DE MI INFANCIA

Siendo adolescente,y tal vez como era la nieta mayor de mi abuela, me tocaba renunciar a algunas tardes de juego, para ir con ella a poner a punto su casa vieja, y luego a recogerla para el resto de la temporada.
Mano a mano quitábamos plásticos, sacudíamos el polvo, enrollábamos y movíamos colchones de lana de la alcoba donde estaban apilados a las camas correspondientes, las preparábamos, abríamos el tiro de la chimenea, en fin de todo... Acabamos agotadas con el pelo de color gris (aunque a ella se le notara menos esto).
Yo aunque gruñía un poco al final iba de buen grado, ¡es toda una experiencia dar vida a una casa...!.
De broma le decía que por estos trabajos, me tenía que dejar de herencia el candil que colgaba de un clavo de la cocina, por ser este elemento una de las cosas que más recordaba de cuando pequeñísima habitaba en esa casa con mi abuela.
Ella le encendía aún teniendo suministro de luz eléctrica y en su lugar, eso y la lumbre baja iluminaron muchas jornadas de mi infancia,  produciendo en mi ánimo una mezcla de miedo y fascinación
Cuando murió me le dio mi abuelo, que además me preparó la torcía para que pudiera encenderle.

Hoy mi abuela hubiera cumplido 98 años, aunque menuda, tenía mucho poderío físico, y sobre todo un carácter afable a la vez que indestructible. Lamento profundamente lo pronto que nos dejó, porque se que podría haber aprendido muchas más cosas de ella.

Esto va dedicado a su memoria, a su recuerdo, a su presencia, simplemente a ella...



Hubo un tiempo en que mi infancia estuvo iluminada por la luz de un candil. De un candil de aceite, humeante, que dibujaba sombras fantasmagóricas que eran parte de mis terrores infantiles.


Conservo ese candil de mi infancia, pero se que aunque le encienda, no recuperaré nunca la luz de entonces, tal vez porque ahora la noche es menos noche, y la oscuridad menos cerrada, tal vez porque la luz no venía sólo del candil, si no de quien le encendía.








lunes, 12 de diciembre de 2011

AL METRO DE MADRID

El metro es un mundo subterráneo palpitante, unas venas que recorren la ciudad bullendo de vida. Todos los metros deben ser parecidos; Según los barrios, las franjas horarias, los días festivos o no, el trapío de los usuarios varía, seguro que hay estudios al respecto.

Las horas punta, las aglomeraciones, los roces, los cariños, las broncas, los rateros, los estudiantes, los ejecutivos, los curritos, los mendicantes, los borrachos, los suicidas con y sin vocación, los madrugadores, los trasnochadores, los que se cuelan, los vendedores legales e ilegales, músicos, cantantes, espontáneos, turistas, foráneos, familias, los abuelillos, flora, fauna.... se podría seguir así casi hasta el infinito, enumerando momentos y vidas con billete de ida y vuelta (o metrobús, o sencillo, o abono, o...)

Una ciudad como Madrid sin metro sería un caos. Seguro que recordáis la que se lió cuando en el 2010 se puso en huelga y paró.

Fuera de este, no he montado más que en el metro de París, y he de decir, que París es una ciudad mucho más bella y grande que Madrid, pero en cuestión de metro les damos sopas con honda...


Foto de Mariano Mellado

AL METRO DE MADRID
Por tu boca me adentro
igual que en profundo beso,
dentro de ti penetro
universo cálido, denso,
a galope voy por tus entrañas
como en viaje astral de huida,
siempre queriendo arañar
unos segundos más a la vida,
y llego al final, mi destino,
y sin dar más importancia
como quien se quita el abrigo,
tú de mi, te vacías.
Y te veo marchar
con estruendosa algarabía,
nunca miras para atrás
no te sales de la vía.
Y tengo que admitir
que no lo dicen por si cuela,
que no mienten cuando dicen:
Metro de Madrid vuela.
DLV®

(¿Será por eso que algún conductor de metro que conozco dice que es piloto...?)

GUADA

Hoy es el cumpleaños de  Guada, ex compañera de un chaval de mi pueblo.
Yo la admiro, porque pese a todos los problemas que tiene, está saliendo a flote, y aunque a veces le cueste, siempre brinda con la vida a través de su sonrisa.

Esto lo escribí el 1 de septiembre de 2.009, a renglón seguido de leer una carta suya, y en agradecimiento por todas las lecciones que me da sin saberlo.

No creo que me lea (aunque si le mandé copia de la coplilla), por si acaso: ¡Besos guapa!

GUADA
Es mujer guapa y morena,
flor que se crece en la tristeza,
su sonrisa son los pétalos
que derrotan la maleza.
Se le rompieron los sueños
contra los molinos de viento,
pero entre sus aspas y telas
germinó su cosecha.
Y hoy son esos ojos azules,
su cielo y sus estrellas
mares en que se zambulle,
y flotan sus promesas.
Niña de sublime porcelana,
grande es tu fortaleza,
¡que bien encajas la vida!
ese puzzle...con millones de piezas.

sábado, 10 de diciembre de 2011

ESCENARIOS

El mundo es un inmenso teatro redondo, donde los hombres a lo largo de la historia han ido representando el trocito de escena que les ha correspondido.

Todo esto viene a cuento, porque ayer fui a ver una exposición que la fundación Caja Madrid al alimón con el museo Thyssen tiene dedicada a las "Arquitecturas pintadas".

Es gracias a los pintores de la época que nosotros podemos comprobar que mucho o que poco han cambiado los escenarios en que nos desenvolvemos o conocemos.

Así por ejemplo pude comprobar que la plaza de San Marcos de la "serenísima" Venecia, pintada por Canaletto, es casi idéntica a la que conocí el año 1997. Echo de menos las terracitas con sus sillas metálicas,  del Cuadri y del Florián, la aglomeración turística, y sobre todo la plaga de palomas, a cambio me solazo con una plaza inundada de actos cotidianos, y me choca el rebaño de cabras u ovejas que andan al fondo a la izquierda de la catedral.

Plaza de San Marcos - Canaletto
Muy diferente y chocante me resultó ver imágenes del puerto donde a los vaporettos, lanchas de motor, grandes transatlánticos y hordas de turistas estaban llenos de carabelas barquitos de vela y gentes a la estiba. Sólo como la plaza y la "Piazzeta", y los canales siguen eternas las góndolas.

Me ha encantado ver el Madrid de 1754 de la mano de Antonio Joli, la calle  Alcalá, la calle Atocha, las inmediaciones del palacio real, y comprobar, cuanto, pero cuanto hemos cambiado...


Calle Alcalá - 1754 - Antonio Joli

Calle Atocha - Siglo XVIII - Antonio Joli

Inmedicaiones Palacio Real - Siglo XVIII - Antonio Joli

Estos son escenarios que han cambiado unos mucho, otros poco, porque en este teatro del mundo el telón sube y baja en algunos sitios más que otros, y el atrezzo y la escena a representar y a contener puede ser muy diferente.
Y nosotros, nosotros no debemos olvidar que somos parte de la representación, protagonistas de todas las escenas, que somos atrezzo, paisaje, y que debemos hacer lo imposible porque cuando descienda el último telón seamos despedidos con una ovación.


Expo Antonio López 14/07/11 Cuadro Gran Vía de Madrid