Dime que vale la pena
seguir adelante,
desmoronarme en tu alud
como granito en un reloj de arena.
Dime que vale la pena,
exponerme en el ruedo,
y esperar sin remedio
a que salten las fieras.
Dime que vale la pena
colgarse de las nubes,
diluirse sin prisa
en mares de pereza.
Dime que vale la pena
que me alcance la valentía,
y atraviese tal vez
el umbral de tu puerta.
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