De entre todas las estatuas que bordean la plaza de Oriente de Madrid, Doña Sancha y Don Fernando, son las que tienen una pose más relajada y amigable, si las comparamos con otras con las que comparten ese espacio histórico de Madrid, y que reflejan actitudes más desafiantes y soberbias.
Será porque son la única pareja de hombre y mujer que hay en la plaza, será porque entre ellos hubo un vínculo sino amoroso, al menos matrimonial, será por todo eso o por nada, lo cierto, es que Doña Sancha y Don Fernando, trascienden algo más que la representación de un pasado de realeza.
O tal vez será porque al pasar casi todos los días por esta plaza y verles, me da por imaginarme historias, que tal vez pasaron, o que tal vez pasen.
DOÑA SANCHA Y DON
FERNANDO (Estatuas de la plaza de Oriente de Madrid)
Doña
Sancha y Don Fernando
cada
uno en su peana,
siempre
se están mirando
de
la noche a la mañana.
¡Que
gallardo caballero!,
¡que
donosura ha esa dama!,
dice
cada uno en sus adentros
lo
que la piedra calla.
Un
banquito para sentarse
es
el abismo que les separa,
¡imposible
el acercarse!
de
no ser con la mirada.
¡y
cuánto amor se adivina!,
(es
que estuvieron casados),
en
sus pétreas pupilas,
bien
se ve reflejado.
Y
cuando a sus pies se besan
parejas
de enamorados,
en
su granito rememoran,
dulzores
pasados.
Él
primer rey de Castilla,
Ella,
de León la soberana,
echándose
miradillas
cada
uno en su peana.
Madrid
- 18 de febrero de 2016
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