El pasado tres de mayo pude por fin cumplir uno de mis sueños: conocer Salamanca.
Fue una visita exprés sin apenas preparación, pero suficiente para saber que he de volver más tranquilamente a saborear cada reborde de la ciudad, para escuchar mis pasos y embriagarme de toda el alma que ella encierra.
No es sólo lo monumental, es el ambiente, y la historia, el sentirse un poco coetáneo de muchos grandes: Unamuno, La Latina, Fray Luis de León, Carmen Martín Gaite, Rafael Farina, Churriguera...
Sentirse alma gemela del Lazarillo, de Calixto, Melibea, e incluso de la Celestina, tener ganas de licenciarse en las locuras del Vidriera...
Salamanca atrapa...
He vuelto enamorada de esa ciudad, y quiero volver a ella y verla dorada al atardecer, ver las sombras de las filigranas de sus fachadas bordadas, recamadas, repujadas.
Salamanca atrapa...
La casa de las conchas (dicen que una de ellas esconde un tesoro) |
Plaza Mayor (de Churriguera) |
Bóveda - catedral nueva |
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