domingo, 2 de octubre de 2011

MAMÁ

¡Mamá!, es sin duda una de las palabras más universales,de las primeras que aprendemos, de las que nunca fallan, de las que tienen un contenido sin límites ni fondo.

Yo no concibo, no comprendo que nadie reniegue de su madre, ni que una madre pase de sus hijos, tal vez sea porque no lo he mamado, tal vez sea porque mi madre es la persona más buena, más generosa, más solidaria que conozco, y no porque lo diga yo (que... ¡que carajo siempre barro algo para casa!), es que me lo dice gente que la conoce, me dicen: es que no he oído a nadie hablar mal de tu madre...

Yo lo se, y creo que ella también lo sabe, pero hace y calla, porque además de buena, no busca con sus acciones ser reconocida ni que la cuelguen medallas.

Es el espejo en que quisiera reflejarme, aunque se que nunca seré más que una imagen empañada de ella.




A MI MADRE: ESE ESPEJO EN QUE QUISIERA REFLEJARME
(En su sesenta y nueve cumpleaños)

Si alguien me dice
te pareces a tu madre
nadie probable sepa
el honor que me hace.
Aunque ya quisiera yo
tener la luz de su vida
ofrecer tanto cobijo
y su perenne sonrisa.
Ya quisiera yo
caerme de buena
tener grande el corazón
y la puerta siempre abierta.
Avanzar por la edad
sin desaliento al fracaso
y llegar a la erótica
de abuela y mucho garbo.
Santa de mi devoción
esa es mi madre
no precisa de oración
ni subir a los altares.

(1 de octubre de 2009)

 

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