miércoles, 22 de diciembre de 2010

MIÉNTEME


Cada día que llueva
le dijo mientras zarpaba,
cada día que llueva
te escribiré una carta.
Y bastaban un par de gotas
para cumplir lo prometido
y llenar día a día hojas
de truenos hechos latido,
con agua de lluvia por tintero,
pasaban las semanas
y era la furia del tiempo,
un aguacero de palabras.
Llovieron muchas jornadas
hasta que un buen día,
un rumor de primaveras
le ensombreció la mirada,
y era el sol un desespero
una agonía la bonanza,
era un morir por dentro
era la sequía del alma,
y entonces llegó esa misiva
con un mensaje muy breve,
cuatro palabras le decían
¡¡miente, dí que llueve!!.

Madrid (16 de diciembre de 2010)

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